Autor: Alejandro González
LinkedInLiderazgo autoritario vs. liderazgo democrático: ¿Cuál es mejor para cada situación en tu empresa?
En el mundo de los negocios, el liderazgo es una habilidad clave para dirigir equipos de trabajo, gestionar proyectos y alcanzar objetivos. Sin embargo, no existe un único estilo de liderazgo que sea efectivo en todas las situaciones.
Dependiendo del contexto, la cultura organizacional y los retos que se enfrenten se puede optar por un liderazgo más autoritario o democrático. ¿En qué consisten estos dos tipos de liderazgo y cuándo se deben aplicar? En este artículo te lo explicamos.
¿Qué es el liderazgo autoritario?
El liderazgo autoritario se caracteriza por una centralización de los procesos de toma de decisiones en el líder.
Es decir, que el líder, a partir de su criterio y lectura de los datos disponibles, determina el proceso de trabajo y qué, quién, cómo y cuándo se hacen las tareas que componen dicho proceso.
Aunque lo anterior no es absoluto, sí se da en esa tendencia. No obstante, según la necesidad, el líder tendrá que evaluar en qué momento delegar subprocesos o qué información tomar en cuenta y eso implica flexibilidad.
Ventajas del liderazgo autoritario: Cómo gestionar equipos en tiempos de crisis y cambio
El liderazgo autoritario puede tener algunas ventajas en ciertas circunstancias, como las siguientes:
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Nuevos proyectos
Cuando hay un proyecto de expansión, crecimiento o un nuevo emprendimiento, es importante planear bien, pero una vez validado y definido el plan, hay que integrar los recursos, las personas involucradas y encaminarlas a trabajar para alcanzar los objetivos planteados en apego a nuestro plan.
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Para objetivos ambiciosos
En ocasiones, nos enfrentamos a un mercado que nos exige redoblar esfuerzos para no perder competitividad en él. En ocasiones, para anteponerse a la competencia, necesitamos ser pragmáticos, integrar e impulsar al equipo de trabajo hacia ese reto.
Esto significa ser eficientes en la toma de decisiones, rápidos, certeros y firmes. Un ejemplo de ello lo encontramos en el mundo tecnológico, en el que las empresas están en una especie de guerra fría por mantenerse competitivas, porque de ello depende su continuidad a largo plazo, ya vimos lo que pasó con IBM, Yahoo o Blackberry.
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Cuando se requieren cambios
Es normal que cuando un área o la empresa en general se estanca o está mostrando un bajo desempeño, se necesiten cambios. Pero todo cambio, entre más drástico, más resistencia organizacional genera.
Es aquí donde se necesita autoridad y ser pragmático en cuanto a lo que no funciona y necesitamos quitar, lo que debemos mantener y lo que debemos implementar.
La gestión del cambio puede ser paulatina y planeada, pero en ocasiones tiene que ser drástica y en medida de esto se necesita autoridad y firmeza en la toma de decisiones.
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En tiempos de crisis
En relación a la anterior, los tiempos de crisis requieren disciplina y adaptabilidad. No necesariamente implican cambios, pues a veces hay que mantener la formación firme, pero, al mismo tiempo, ser capaces de adaptarse a los cambios repentinos. Esto significa que hay menos tiempo para el consenso.
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Para procesos lineales
Existen procesos operativos que requieren un estricto apego, y no dan mucho margen para la autonomía o la creatividad, al menos no sobre la marcha. Sobre todo, en procesos de fabricación industrial, donde las líneas de producción se apegan a procesos muy estandarizados que no admiten variaciones.
Aquí es importante contar con un líder que sea capaz de mantener el apego a esos procesos y la disciplina, mediante una autoridad firme y capaz de hacer frente a cambios repentinos que supongan un riesgo.
¿Qué es el liderazgo democrático?
El liderazgo democrático se caracteriza por una participación de los colaboradores en los procesos de toma de decisiones. Es decir, que el líder consulta, escucha y valora las opiniones y propuestas de su equipo de trabajo, y las integra en la definición del proceso de trabajo y la asignación de tareas.
Aunque lo anterior no significa que el líder renuncie a su autoridad o responsabilidad, sí implica una mayor apertura y delegación. No obstante, según la necesidad, el líder tendrá que evaluar en qué momento asumir el control o qué información compartir y eso implica firmeza.
Ventajas del liderazgo democrático: Retención de talento y mejora continua en tu empresa
El liderazgo democrático puede tener algunas ventajas en ciertas circunstancias, como las siguientes:
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- Relaciones laborales a largo plazo
El liderazgo democrático es importante si queremos retener a nuestros colaboradores por un largo plazo, mantener estabilidad en nuestros equipos de trabajo e institucionalizar procesos que no requieran tanta linealidad.
Es decir, procurar la continuidad. Esto significa poder escuchar, adaptarse a las necesidades internas de los colaboradores y poder conocerlos para procurar su satisfacción y compromiso.
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- Procesos adaptativos y de mejora continua:
El liderazgo democrático está abierto al cambio siempre y cuando este sea controlado y no afecte la continuidad o suponga un riesgo a la operación. La idea es ir mejorando aspectos mediante la iniciativa de los colaboradores, sus observaciones y su expertiz.
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- Para procesos creativos e innovadores
Existen procesos que requieren de una mayor flexibilidad, diversidad y experimentación, sobre todo en el ámbito de la investigación, el desarrollo y la innovación.
Sobre todo, en procesos que involucran la creación de nuevos productos, servicios o soluciones. Aquí es importante contar con un líder que sea capaz de fomentar la colaboración, la comunicación y la generación de ideas, mediante una autoridad compartida y capaz de asumir riesgos calculados.
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- Cuando se requiere motivación y compromiso
En ocasiones, nos enfrentamos a un mercado que nos exige mantener una alta calidad y satisfacción de los clientes, lo que implica una mayor implicación y responsabilidad de los colaboradores.
En ocasiones, para fidelizar a los clientes, necesitamos generar valor añadido, diferenciarnos y personalizar nuestro servicio. Esto significa ser empáticos, proactivos y orientados al cliente.
Un ejemplo de ello lo encontramos en el mundo de los servicios profesionales, en el que las empresas dependen de la confianza y la reputación que generan con sus clientes, y de la capacidad de adaptarse a sus necesidades y expectativas.
Conclusión: Cómo adaptar tu estilo de liderazgo para alcanzar el éxito
Como hemos visto, el liderazgo autoritario y el liderazgo democrático son dos estilos de liderazgo que tienen sus ventajas y desventajas, dependiendo del contexto, la cultura organizacional y los objetivos que se persigan.
No se trata de elegir uno u otro, sino de saber cuándo y cómo aplicar cada uno, según las circunstancias. Un buen líder es aquel que es capaz de adaptar su estilo de liderazgo a las necesidades de su equipo de trabajo, de su proyecto y de su empresa.