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Claves para ser un Gran Líder Excepcional Primera Parte
Ser un buen líder es algo obligado en esos rangos, pero al mismo tiempo el primer paso para ser un líder excepcional.
Forbes, a partir de un panel de expertos, enumera en un artículo titulado “20 Skills That Distinguish Great Managers From Good Ones” las principales habilidades que distinguen a los grandes líderes y, con base en él, hicimos una proyección en el entorno latino.
Un líder logra los resultados planteados, pero un gran líder va más allá, pues puede tener desempeños sobresalientes y además trascienden dejando impresiones duraderas en los equipos y organizaciones que permiten capitalizar e institucionalizar, en términos humanos, dichos desempeños, llevando, no solamente los objetivos a otro nivel, sino también a su propio equipo.
El propósito de este artículo es precisamente identificar que hace a un líder un gran líder. Aunque siempre es importante recordar que para ser grande uno debe iniciarse en nivel más básicos, en este caso de liderazgo. Pero tener claro hacia dónde se quiere dirigir uno es esencial para lograrlo.
Para identificar estos atributos distintivos con los que orientar a líderes u organizaciones a ir más allá para alcanzar esa grandeza, 20 miembros del Forbes Coaches Council explican qué características elevan el valor de un líder y lo diferencian entre ser bueno y ser grande. Cada uno propuso los siguientes puntos:
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1. Construir confianza
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2. Mostrar vulnerabilidad
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3. Empoderar a los equipos
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4. Conectarse con los colaboradores
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5. Eliminar barreras
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6. Volverse autoconsciente e introspectivo
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7. Crear una cultura de aprendizaje
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8. Abordar el conflicto
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9. Inteligencia emocional
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10. Motivar el alto rendimiento
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11. No enfocarse en los detalles
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12. Avanzar juntos
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13. Carácter inspirador
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14. Desarrollar otros grandes gerentes
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15. Hacer grandes preguntas
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16. Adaptarse
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17. Demostrar curiosidad
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18. Defender a las personas
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19. Dejar ser: Autonomía
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20. Inspirar equipos e individuos
A continuación, se hablará de cada uno de ellos divididos en dos secciones, siendo para este artículo los primeros 10:
1. Construir confianza
Hablar de confianza no solo se limita a la que sentimos por alguien en específico, sino a la que existe entre los miembros de un equipo, una persona hacia el equipo y viceversa.
Un gran líder es capaz de construir una cultura de la confianza que se traduzca en un sentimiento de responsabilidad mutua, conexión, identidad, respeto y de respaldo.
Un equipo de trabajo en el que sus miembros sientan todo esto, se sentirá inspirado y empoderado, y las personas podrán aportar sus talentos y, a su vez, estos encontrarán un cauce para convertirse en resultados cada vez mejores y más innovadores.
Además, esta confianza permite capitalizar errores que pudieran surgir y convertirlos en un aprendizaje que sea adoptado por todos los miembros del equipo. Asimismo, la existencia de confianza pone las bases para que de manera natural se celebren y reconozcan los logros individuales y de equipo.
2. Mostrar vulnerabilidad
David Yudis, presidente de Potential Selves, plantea una premisa interesante y hasta cierto punto disruptiva.
Él comenta que “La vulnerabilidad puede ser incómoda, pero es real, universal y un superpoder que distingue al gran liderazgo. Ser vulnerable es humano y nivelador en un mundo laboral fracturado. Compartir un desafío que experimenta un gerente puede inspirar a otros”.
Esta afirmación puede ser contraria a la idea de que un líder debe proyectar fortaleza a su equipo, pero ante tal idea hay una verdad inherente y es que ninguna fortaleza es perfecta y son, precisamente, esos flancos descuidados los que suponen mayor riesgo para no alcanzar objetivos.
Es aquí cuando un gran líder debe reconocer este riesgo y al mismo tiempo que no está solo, y que si se asume como líder no debería estarlo.
La idea de empoderar a nuestro equipo se cimenta en aprovechar su voluntad y habilidades en fortalecer esos flancos debilitados. Esto requiere humildad, requiere que el líder sea consciente de dichas vulnerabilidades, las acepte y reconozca el potencial en su equipo para hacerles frente. Es decir, empoderar al equipo.
3. Empoderar a los equipos
Los grandes gerentes empoderan y desarrollan a los miembros de su equipo combinando y aprovechando una alta inteligencia emocional y habilidades cognitivas, comenta Joshua Miller.
Esto habla de una habilidad que requiere de un criterio que permita identificar competencias y potenciales en los miembros del equipo o del equipo en su conjunto, pero sobre todo implica creatividad.
Desgraciadamente, no todas las empresas tienen un esquema de desarrollo, de bonos y reconocimientos. Pero pensar que la única forma de empoderar es a partir de los esquemas formales o financieros de la empresa es insuficiente, aun cuando se cuente con ellos.
Un gran líder es capaz de empoderar a su equipo de trabajo a partir del reconocimiento, la cohesión, la identidad y demás elementos que logren inspirar y hacer sentir a su personal que no solo se puede cumplir con los objetivos, sino que se puede ir más allá.
4. Conectarse con los colaboradores
La conexión que un líder hace con sus colaboradores depende en principio de cómo entiende sus motivadores, las razones por las cuales hacen lo que hacen y aquello a lo que le dan importancia tanto fuera como dentro de la empresa.
Tomarse el tiempo para poder entenderles es un ejercicio de empatía y este ejercicio suele ser notado por las personas a cargo y proyectado en la manera en la que se gestiona a un equipo de trabajo, pues ayuda a ser más justo y a encontrar modelos más equitativos y gratificantes de trabajo. Esto es una característica de un gran líder.
Además, es percibido por los colaboradores y suele ser reciproco en términos de productividad y motivación. En términos pragmáticos, nos ayuda a dar valor a la experiencia del colaborador para que este se sienta más feliz haciendo su trabajo y, en consecuencia, más productivo.
5. Eliminar barreras
Eliminar las barreras puede tener muchas interpretaciones. Antes de entender este punto es importante poder identificarlas y entenderlas.
Esto se refiere principalmente a las barreras que impiden que una persona aproveche todo su potencial o que impidan alcanzar el desempeño u objetivos deseados.
La falta de capacitación, de acceso a herramientas físicas, tecnológicas o relacionales suponen barreras que dificultan y ralentizan el desempeño sobresaliente.
Un gran líder no solo debe ser capaz de identificar esas barreras, sino que debe poder eliminarlas, ya sea directamente o mediante el empoderamiento de su gente. Aquí la confianza juega un papel fundamental, y a veces empieza con eliminar la barrera más común que es la falta de comunicación.
Rick Itzkowich hace una precisión importante a tener en cuenta: se refiere a que eliminar las barreras tiene que ver más con las dificultades que tienen las personas para hacer su trabajo en vez de que el líder lo haga por ellos.
6. Volverse autoconsciente
Uno de los problemas más comunes en la gestión del liderazgo es la incapacidad que algunos líderes tienen de poder autoevaluarse, es decir, de ser conscientes sobre sus fortalezas y debilidades.
Esto implica mucha objetividad y un dominio excepcional del ego si es que se aspira a ser un gran líder. Como líder hay que ser conscientes de que nos podemos equivocar, que no siempre podemos tomar decisiones que dejen satisfechos a todos o que volvernos amigos de nuestro personal no es el objetivo y no siempre debería serlo.
Pero también, es ser conscientes de cómo impactamos en las personas, de cómo responsabilizarnos de nuestros errores y cómo trabajar con otros liderazgos a veces inmersos en el equipo a nuestro cargo.
Tiene que ver mucho con lo que se ha hablado sobre reconocer nuestras vulnerabilidades, aunque también trata de reconocer nuestras fortalezas y saber cómo aprovecharlas.
Y sobre todo, hay que reconocer que no todos tienen los mismos motivadores que nosotros, pues mientras que hay líderes que tienen a la empresa como prioridad número uno, habrá personas que tengan como prioridad a su familia o proyectos personales, y eso no está mal, pero entenderlo nos ayudará a que vean como un camino al éxito personal, el éxito de la empresa.
7. Crear una cultura de aprendizaje
Una cultura de aprendizaje requiere algunos elementos para que sea efectiva y aplicable, desde la capacidad de identificar problemas, sentir la confianza y la seguridad de poder resolverlos aun cuando en un inicio no se sabe cómo, y tener la motivación y por supuesto la voluntad de encontrar la forma de resolverlos. Es decir, aprender cuál es el mejor camino para ello.
Para ello, los colaboradores deben tener claras las expectativas que se tienen de ellos, y el respaldo suficiente para poder cumplirlas, esto les dará seguridad y confianza para investigar y encontrar mejores formas para cumplir con los objetivos.
Pero la cultura de aprendizaje también implica apoyarse en los miembros de nuestro equipo, tener la confianza de preguntar y que recibiremos una respuesta adecuada o un respaldo en buscarla.
Los grandes equipos dan lo mejor de sí en el trabajo cuando se sienten psicológicamente seguros e incluidos y pueden expresarse sin temor a consecuencias negativas.
8. Abordar el conflicto
Una realidad incómoda según la perspectiva desde donde se mire es que los conflictos son inevitables, pero también presentan oportunidades.
Identificar la naturaleza de estos conflictos ayuda mucho a solucionarlos y esto es necesario para saber qué tanto debe involucrarse el líder en su solución. Eso sí, un gran líder se caracteriza por garantizar un ambiente propicio para la solución de conflictos, pero no significa que deba solucionarlos todos.
Hay conflictos que requieren de comunicación y empoderamiento por parte de nuestro personal para resolverlos y saberse respaldados les da seguridad. Habrá otros que por su naturaleza deban ser abordados directamente por los líderes.
Que cada persona tenga bien claro su rol y cuente con las herramientas necesarias para desempeñarlo ayuda mucho a que tengan autonomía en la resolución de los conflictos siempre que exista comunicación y respeto.
9. Inteligencia emocional
La inteligencia emocional radica en la consciencia de las emociones y en su uso en la medida que se requiera para tomar decisiones, resolver conflictos o motivar, pero sobre todo para que el líder no sea víctima de su propio temperamento.
Un gran líder tiene la característica de poder equilibrar los objetivos y procesos prácticos con la manera en que valore a su equipo y la conexión que tenga con ellos.
En México se tiene la clásica frase de “no confundas la amistad con el negocio” y esta frase tiene muchas connotaciones. Y básicamente quiere decir que habrá veces en las que a pesar de la relación que tienen dos personas en un equipo de trabajo, los objetivos de la empresa deben jugar en otra cancha. Esto es muy importante en empresas familiares.
10. Motivar el alto rendimiento
Un gran gerente motiva a las personas para lograr más de lo que imaginaron. Empoderan a otros para resolver nuevos problemas, proporcionando desafíos para ayudarles a salir de su zona de confort mientras ofrecen coaching y apoyo cuando parece demasiado difícil escalar la colina.
Esto trae crecimiento y realización individual, junto con resultados empresariales más sólidos. Un gerente simplemente bueno se asegura de que el equipo haga el trabajo.
Para reflexionar
Hasta acá se han presentado 10 puntos que se esperan hagan reflexionar a quienes tienen un cargo que implica liderazgo, sobre todo a quienes llevan poco en ello.
La idea de que un líder nace es subestimar e invisibilizar todas las experiencias y retos por los cuales una líder o un líder plenos han pasado para poder llegar a dónde están y mostrar grandes resultados.
A medida que se avanza y uno aprenda a como ejercer mejor su rol de líder se irá escalando a otra fase de liderazgo, desde supervisor, gerente hasta allegar aun puesto directivo.
En la segunda parte de este artículo se explorarán los otros 10 consejos para poder destacar como líder en ese camino ya iniciado.